18 julio, 2011

El Alpinista

Cuenta la historia de un alpinista quería alcanzar la fama al escalar una altísima montaña, pero como quería la gloria para el solo se fue sin compañeros.

Comenzó la ascensión y se fue haciendo tarde, el no quiso detenerse a acampar así que siguió ascendiendo hasta que lo sorprendió la noche.

Se encontraba sin poder ver absolutamente nada y con un frío abrasador. Escalando una pared a pocos metros de la cima resbaló y sentía como caía al vacío sin poder ver nada por la espesa oscuridad. Hasta que la cuerda se le enredo en el pie y quedo colgando en el aire.

No se le ocurrió otra cosa que gritar: Ayúdame Dios mío!!!!!! Se escucho una voz grave del cielo que le contesto: - que quieres que haga? - Sálvame Dios mío. - en verdad crees que te puedo salvar? - Si señor, Confío en ti. - bien, entonces corta la cuerda?

Hubo un momento de silencio; y el hombre se aferró aun más a la cuerda. Al día siguiente los rescatistas encontraron al hombre colgado, muerto, congelado y agarradas sus manos fuertemente a la cuerda. "A tan solo 4 pies del suelo".

Y tú? Que tan aferrado estas a tu cuerda? Te soltarías? Pasamos la vida aferrados a nuestra cuerda ( nuestros "logros" profesiones, nuestros trabajos, vehículos, e incluso nos aferramos a "parejas" que no nos valoran tal como somos) y Dios nos dice: suéltala! yo tengo control de tu vida. Pero preferimos morir de frío atados a nuestra propia manera de vivir.

Hoy es el tiempo. Suelta la cuerda, que Dios tiene TODO en sus manos.


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1 comentario:

J. A. Calcaño dijo...

Me encanto este texto!